El mundo de Cleopatra Selene
Posted byPocos periodos de la Historia Universal han sido tan ricos como el del Helenismo.
La confluencia de tres civilizaciones –egipcia, griega y romana- ocurre en la Alejandría de los primeros siglos de nuestra era. Una ciudad que se caracterizó por dar una importancia inusual hasta entonces al conocimiento. La Biblioteca y el Museo crecieron con Alejandría, proyectados por el fundador, el primer Tolomeo y llevados a su culminación por su hijo, Tolomeo Filadelfo.
En Alejandría, Aristófanes de Bizancio hizo el primer diccionario. Aristarco de Samos vislumbró el hecho de que la Tierra gira alrededor del Sol. Hiparco de Nicea descubrió la precesión de los equinoccios y Eratóstenes de Cirene calculó la circunferencia de la Tierra. También se tradujo la Biblia al griego, en la versión que conocemos como Septuaginta. Y se dio un proceso de fusión de cultos que desembocó en el poderosísimo de Isis y en el de Serapis.
Las personalidades que se enfrentan en ese siglo 1 a.C. son fascinantes. Julio César, Pompeyo, Cleopatra, Marco Antonio, Octavio... La batalla de Actium, en la que se deciden los destinos de Egipto, es una de las emblemáticas de la Historia.
Escritores e historiadores han vuelto incansablemente a considerar y repensar esta Historia y estos personajes históricos. El aporte de Querida Alejandría consiste en buscar las motivaciones y sentimientos de quienes hasta ahora habían sido dejados de lado: los hijos de los protagonistas del drama alejandrino del siglo 1 a.C.
La figura de Cesarión ha sido tratada en un poema admirable de Cavafis. Cleopatra Selene y Juba han aparecido en algunas novelas de Terenci Moix, y en algún estudio histórico. Cleopatra Séptima ha sin duda opacado con su brillo y su leyenda lo que constituyó su propio mundo y a sus propios hijos, pero una de las posibilidades de la ficción, en este caso de la novela histórica, es la aventura inigualable de desentrañar del olvido un fragmento de existencia.
En Alejandría, Aristófanes de Bizancio hizo el primer diccionario. Aristarco de Samos vislumbró el hecho de que la Tierra gira alrededor del Sol. Hiparco de Nicea descubrió la precesión de los equinoccios y Eratóstenes de Cirene calculó la circunferencia de la Tierra. También se tradujo la Biblia al griego, en la versión que conocemos como Septuaginta. Y se dio un proceso de fusión de cultos que desembocó en el poderosísimo de Isis y en el de Serapis.
Las personalidades que se enfrentan en ese siglo 1 a.C. son fascinantes. Julio César, Pompeyo, Cleopatra, Marco Antonio, Octavio... La batalla de Actium, en la que se deciden los destinos de Egipto, es una de las emblemáticas de la Historia.
Escritores e historiadores han vuelto incansablemente a considerar y repensar esta Historia y estos personajes históricos. El aporte de Querida Alejandría consiste en buscar las motivaciones y sentimientos de quienes hasta ahora habían sido dejados de lado: los hijos de los protagonistas del drama alejandrino del siglo 1 a.C.
La figura de Cesarión ha sido tratada en un poema admirable de Cavafis. Cleopatra Selene y Juba han aparecido en algunas novelas de Terenci Moix, y en algún estudio histórico. Cleopatra Séptima ha sin duda opacado con su brillo y su leyenda lo que constituyó su propio mundo y a sus propios hijos, pero una de las posibilidades de la ficción, en este caso de la novela histórica, es la aventura inigualable de desentrañar del olvido un fragmento de existencia.